Feliz 81 aniversario, Club León

Por Luis Miguel Guerrero

El Club León, un equipo rico en historia y tradición -defendido a capa y espada por los locales y constantemente minimizado por los ajenos-, está de manteles largos, y este miércoles 20 de agosto llega a la edad de 81 años.

Con 8 títulos de Liga y un campeonato de la Concacaf, La Fiera es uno de los clubes históricos del futbol mexicano, y es también un fenómeno social en la ciudad zapatera, en el que, de una forma única, se mezclan tradición y pasión.

Cierto es que el equipo esmeralda llega a este cumpleaños en un mal momento deportivo, en el que la “luna de miel” entre su propietario, Grupo Pachuca, y la afición leonesa parece haber terminado. Pero aunque se vivan tiempos dificiles y momentos de incertidumbre, el aniversario de esta institución siempre se cuece aparte.

Remembrar estos 81 años es hacer referencia a un sentimiento único, que difícilmente es comprendido en otros lares. Hablar de la historia del León es remontarse a quienes le dieron grandeza a la institución apenas algunos años después de su creación; es recordar a Battaglia, a Montemayor, a Varela, a Rugilo, a “Chancharras”, a Arenaza, y a tantos y tantos más.

Mencionar la rica historia leonesa es recordar el buen futbol de Tita, la clase de Davino, el toque de Marcos Aurelio, los goles de Boselli y el “Dumbo”, la entrega de Nacho González, y a todos quienes han puesto su granito de arena para hacer grande a este club.

Y como buena historia de pasión, cuando se habla de La Fiera, es imposible dejar de recordar los malos momentos: los descensos; las finales perdidas; los 10 años en el infierno llamado Primera “A”; los malos manejos de nefastos directivos; y la casi desaparición de la institución por culpa de infames mercenarios del balón.

Pero el sentimiento esmeralda va más allá: está presente en el obrero que feliz va a su trabajo el lunes después de un triunfo de su Fiera; vive en el llanto del niño que lamenta la derrota; estuvo en las miles de voces que al unísono en la plaza principal de la ciudad defendieron la venta de la institución en 1999; habita en la playera -original o imitación- portada con orgullo a pesar de que las temporadas no sean las mejores; y es chispa vital en la euforia desatada en las calles de la ciudad tras la conquista de un título.

El verdadero aficionado esmeralda sabe apoyar, pero también sabe exigir. Su pasión es genuina, y no necesita que desde internet se la quieran fomentar con “videos”, ni que un merolico en el estadio le diga cuando debe gritar. Con base en momentos de alegria, de tristeza, de satisfacción y de coraje, el sentimiento hacia este equipo ha sido construido durante décadas, y va más allá de cualquier tendencia modernista.

Todo eso, y mucho más, significa “irle” al León.

Y estamos seguros de que este sentimiento seguirá presente en quienes festejen el aniversario 100, 200, o el que sea. Tal y como dice la acertada frase de mercadotecnia de la institución: “Ser Fiera es un orgullo”.

Muchas felicidades y larga vida, Club León.

X @luismideportes

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