Por Luis Miguel Guerrero
Lo que mal empieza está a punto de terminar peor, y ni siquiera ante Pumas el panorama cambió para La Fiera. Enfrentándose en casa a un equipo que marcha igual de mal en el torneo, la oportunidad parecía inmejorable para que el León finalmente consiguiera los tres puntos; pero los errores propios y la mala inercia que se tiene hicieron que “el gozo se fuera al pozo”.
Luego de un primer tiempo para el olvido, en el que ambas escuadras nos demostraron por qué son de lo peor en el certamen, los Verdes finalmente dieron en la segunda mitad algunas escuetas pinceladas de lo que pretende su entrenador. El gol leonés se da en una clara muestra de lo que busca Ambriz al momento de atacar: explotar los costados y colocar estratégicamente hombres en el área para tener una mayor oportunidad de anotar. El gol de Alvarado, a servicio de Moreno, fue una probada de lo que este equipo podría hacer a la hora de atacar, si contara con los elementos adecuados.
Queda claro que Ambriz trabaja desde ya pensando en el próximo torneo. El estratega leonés comienza a experimentar con su medio campo, y empieza a dar rotación en esa zona para ver con qué elementos contará en el futuro próximo. Y mientras jugadores como Emilio Rodríguez pasan desapercibidos, elementos como Fernando Beltrán intentan marcar diferencia en esa parte del campo.
En la segunda mitad, los ingresos de James -a quien seguramente ya no veremos el próximo año- y Cortizo refrescaron la zona media, y la escuadra leonesa, sin ser una maravilla en cuanto a su desempeño, vivió sus mejores momentos. Sin embargo, da la impresión de que Nacho se equivoca al prescindir de Moreno y Alvarado, quienes dejaron su lugar en la recta final para los ingresos de Santos y Ayón. El técnico esmeralda sintió que el partido estaba definido, y en lugar de buscar asegurar la contención y la parte baja, optó por darles minutos a dos elementos que al frente ofrecen muy poco.
Y así, con estos ajustes que disminuyeron al equipo, se vino la debacle esmeralda. Los jugadores leoneses han perdido la confianza a tal grado, que no se la creen cuando llevan ventaja en el marcador. Como si fuera parte de un siniestro guión, en cada partido no puede faltar la desconcentración en el área, que da como consecuencia penales marcados en contra, o goles otorgando todas las facilidades. Y ante Pumas, así sucedió. Los universitarios aprovecharon el regalito, e incluso terminaron apedreando el rancho, pero las valientes intervenciones de Oscar García -quien dicho sea de paso, vuelve a ser la figura del encuentro- evitaron una tragedia mayor.
Se puede cuestionar la actuación arbitral, y señalar las pobres decisiones de Adonai Escobedo al marcar el par de dudosos penaltis, pero culpar al silbante por el mal resultado es querer tapar el sol con un dedo. No se puede responsabilizar a los árbitros por la pobre campaña leonesa, cuando detrás hay una pésima planeación y un muy pobre rendimiento de varios jugadores.
Al León se le termina la temporada, y alejado ya de la posibilidad de play-in buscará ante América y Puebla tener un cierre más decoroso.
X: @luismideportes
