EN LA CIMA – No sé ustedes, pero yo disfruté mucho el triunfo leonés del sábado pasado. Bastante tiempo pasó desde que el León había ganado por última vez de visitante. El equipo esmeralda no sacaba tres puntos en patio ajeno desde el 7 de noviembre del año pasado, cuando –curiosamente- le ganó 1-2 a los Pumas Morelos de José Luis Salgado. Y si bien no fue un partido espectacular el de los Verdes ante Dorados en tierras sinaloenses, y da la impresión de que la zaga aún tiene mucho por trabajar -¿Verdad, Ruvalcaba?-, el sabor de la victoria, y el superlíderato momentáneo, son una inyección de ánimo en los aficionados leoneses, quienes empiezan –una vez más- a creer en el equipo. Por cierto, ¿habrá sido éste el último enfrentamiento León-Dorados de la historia? Ahí dejo la pregunta.
DIFERENCIA – Podrán decir lo que quieran, pero la vapuleada que le dio Chivas USA al Irapuato el sábado en el “Sergio León Chávez”, nos habla del progreso que está teniendo la MLS en cuanto a su nivel. La liga estadounidense ha trabajado de manera seria, con proyectos a mediano y largo plazo, y su nivel de juego ya está muy por arriba de los centroamericanos, y cada vez más cerca de la liga mexicana. Y aunque se trató de un partido amistoso -en el que las excusas pueden sobrar-, la diferencia entre el equipo “gringo” –que está en etapa de pretemporada- y uno de los mejores equipos de la Liga de Ascenso quedó de manifiesto. Una llamada de atención a tiempo, para los que no están haciendo las cosas bien, por parte de quienes sí están trabajando.
MALÍSIMOS – Oficialmente, los Indios de Juárez son uno de los peores equipos de la historia de nuestro balompié. Con su empate ante San Luis del sábado pasado, el equipo norteño empató la nada envidiable marca de 22 partidos sin ganar, perteneciente al desaparecido Ciudad Madero, racha acumulada en las ligas 1965-66 y 66-67. Es una lástima que equipos sin infraestructura ni plan de trabajo alguno –y ya ni para qué hablar de la falta de identidad y afición- sean admitidos en el Máximo Circuito, tan sólo por el “simple” hecho de haber ganado “de rebote” una final de ascenso. Habrá quien diga eso es lo justo, porque así está estipulado en el reglamento, pero en los tiempos modernos, los factores económicos y administrativos, y no sólo lo deportivo, deberían ser tomados en cuenta a la hora de permitir la admisión de nuevos equipos en la Primera Nacional.