Por Luis Miguel Guerrero
Desde los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna en Atenas -celebrados en 1896-, Estados Unidos se convirtió en una potencia olímpica. En dichos juegos, la delegación estadounidense encabezó el medallero, conquistando 11 medallas de oro, 7 de plata, y 2 bronce, para un total de 20. Y aunque los estadounidenses fueron derrotados por Francia en la siguiente justa, efectuada en 1900 en París (Francia ganó 26 metales dorados contra 19 de los norteamericanos), la supremacía fue recuperada cuatro años después, cuando en casa dominaron los Juegos de St. Louis.
Desde entonces, y hasta antes de Tokio 2020, los Estados Unidos han conquistado 1,022 medallas aúreas en los Juegos Olímpicos de Verano, y 105 en los de Invierno, para un total de 1,127 -más que ningún otro país-.
Sumando las medallas de oro, plata y bronce, tanto en Juegos Olímpicos de Verano como de Invierno, Estados Unidos ha ganado un total de 2,828 preseas a lo largo de la historia, muy por arriba de las 1204 ganadas por la desaparecida Unión Soviética, y lejos aún de las 883 medallas de la Gran Bretaña, y de las 608 de China, la potencia del Siglo XXI.