Muy común en las historietas “manga” y en los dibujos animados del género “animé”, el uso de la señal de “amor y paz” o “V” con los dedos índice y medio, parece ser una costumbre muy arraigada en Japón. Y el origen de la simpatía del pueblo nipón por esta señal tiene que ver con el deporte.
Algunos historiadores afirman que todo se remonta a los Juegos Olímpicos Invernales de 1972, celebrados en Sapporo.
Janet Lynn, patinadora artística estadounidense, era la favorita para ganar la medalla de oro en su especialidad. Una falla durante su competencia, ocasionó que Lynn, para ese momento también favorita entre el público japonés, perdiera la presea aurea.
Sin embargo, y a pesar de la falla, Lynn tomó las cosas con tranquilidad y se mostró siempre sonriente. “No podían comprender como yo sonreía sabiendo que no ganaría nada”, afirmó Lynn, quien eventualmente obtuvo la medalla de bronce. “Al siguiente día, no podía ir a ningún lado sin toparme con montones de gente. Era como una estrella de rock, me regalaban cosas, trataban de estrechar mi mano”.
Janet Lynn se convirtió en un fenómeno mediático en Japón, y durante sus giras en los años posteriores, acostumbraba saludar con la señal de la “V” o de “amor y paz”. Había nacido un fenómeno cultural entre los japoneses.
Sin embargo, otros autores recientemente han señalado que esta costumbre inició en 1968 a través de una historia de manga. En el cómic “Kyojin no Hoshi” (La Estrella de los Gigantes), uno de los protagonistas lidia con problemas con su padre, y con la presión de la competición. Todo se soluciona cuando recibe la aprobación de su progenitor con la señal de la “V” antes de cada partido.
Posteriormente, el manga de voleibol “Sain wa V!” (La V es la señal) fue adaptada para televisión, convirtiéndose en un fenómeno de aceptación.
Así que, ya sea por una causa o por la otra, el impacto cultural de esta señal en Japón, y posteriormente en todo el sur de Asia, está directamente relacionada con la actividad deportiva.
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