Por Luis Miguel Guerrero

1.- La aparente mejoría que había enseñado La Fiera en fechas recientes resultó engañosa. Al menos así lo evidenció la lamentable actuación ante un equipo que venía dando tumbos en el torneo, y que ante el desorden táctico y la displicencia de varios elementos leoneses, se envalentonó y le bastó solo un gol para obtener su primera victoria del torneo en casa. Y sí… verse mal ante un conjunto tan mediocre como la actual versión del Cruz Azul, es una señal de alarma en el feudo leonés. Como en un acto de magia de Las Vegas, el León combativo de Larcamón -ese que ganó la Concachampions- se esfumó y lo cambiaron por un cuadro desangelado, sin brújula y sin poder de ataque. Tras la pobre exhibición dada en el Azteca, la preocupación de los aficionados leoneses ya no gira en torno a lo que esta escuadra pueda hacer en el “play-in”, sino en lo que pueda ofrecer en diciembre próximo ante el Urawa, en el Mundial de Clubes. Y el panorama, por ahora, no luce muy esperanzador.

2.- Cruz Azul no requirió mucho para alzarse con el triunfo, porque el rival le facilitó las cosas desde un inicio. La inseguridad de la zaga leonesa y de Cota en los primeros embates celestes sirvió para que los locales “olieran la sangre”, y se dieran cuenta que los Verdes eran vulnerables. Luego del gol tempranero de Sepúlveda, el equipo de Joaquín Moreno se dedicó a presionar la salida y a controlar el medio campo, en donde Rodríguez y Castaño hicieron un excelente trabajo, mientras que la línea de cinco al fondo, con Escobar, Salcedo y Ditta, contuvo bien las escasas llegadas verdiblancas en la segunda mitad. Ganando confianza gracias a las desatenciones leonesas atrás, Sepulveda y Antuna generaron al frente un par de jugadas más que pudieron ampliar el marcador. 

3.- Larcamón es el gran villano en la derrota ante La Máquina. El argentino insiste en jugar con un línea de cinco atrás, misma que pocas veces se ha visto bien en el presente torneo. Para este juego, decidió mandar a la cancha a un solo contención, en la figura de Lucas Romero, y optó por darle oportunidad en la media a Omar Fernández, que no termina de aportar lo que de él se espera. De manera inexplicable, el técnico insiste en alinear de inicio a Ángel Mena, del que ya no vemos encares, desbordes por el costado ni balones filtrados, y cuya labor ha dejado de pesar en el equipo; mientras que adelante se ha empeñado en poner a un improductivo Brian Rubio como único atacante, haciendo que Alfonso Alvarado se pierda como enlace por izquierda. Así, y en medio de la terquedad, Nicolás Larcamón empieza a perder crédito ante un sector de la afición leonesa, que ya empieza a pedir su cabeza.

4.- En la parte positiva, hizo bien el técnico en ajustar para la segunda mitad. Los ingresos del “Diente” López y Borja Sánchez le dieron, al menos momentáneamente, otra dinámica a la media leonesa, que intentó atacar con más idea. La entrada de Iván Rodríguez y de los jóvenes Sebastián Santos  y Yael Uribe intentaba complementar ese objetivo, pero todo quedó en buenas intenciones. Y es que, por alguna razón que desconocemos, Nicolás López no es titular y sus actuaciones de medio tiempo son insuficientes para que aporte al equipo. El español Sánchez, también con pocos minutos para mostrarse, es constantemente reubicado por el técnico, y sus pinceladas de buen futbol de muy poco sirven. El cambio de Iván, al ser de hombre por hombre en la misma posición, terminó por ser irrelevante; y los dos jovencitos aportaron voluntad, pero poco fútbol. 

5.- El arbitraje de Brian Omar González no afectó directamente al resultado, pero resulta altamente criticable su falta de criterio para expulsar a los dos jugadores cruzazulinos que cometieron terribles faltas sobre jugadores leoneses, y que pudieron haber costado fuertes lesiones. No se puede asegurar que la historia habría sido otra si los Verdes hubieran contado con uno o dos hombres más en el campo -seguramente de poco habría servido-, pero no se puede dejar de señalar este tipo de pifias arbitrales.

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