Por Luis Miguel Guerrero
Desangelado, cometiendo errores costosos y sin capacidad de reacción, el León de Berizzo sumó una derrota más, acrecentando su crisis de resultados y la desesperación de sus seguidores.
Para enfrentar a La Pandilla, de poco sirvieron las sorpresivas adiciones de Cortizo y Alvarado en el once titular: en este equipo no hay un cambio de fondo. Analizar los partidos del León últimamente se ha vuelto repetitivo y predecible, porque precisamente así es la propuesta de su técnico.
Aunque de inicio los Verdes intentaron ofrecer otra cara ante Rayados, con una inusual dinámica en la media y buscando presionar la salida del rival, las aguas muy pronto volvieron a su cause normal, y el presionante terminó presionado.
Berizzo decidió cambiar a línea de tres en el fondo, colocando a Rodrigo Echeverría como central. Utilizar al chileno en ese puesto como recurso de emergencia puede ser una buena idea, pero colocarlo como titular por simple gusto ante un equipo como Rayados, lucía como un “harakiri”. Y así fue. Falla el León en lo defensivo porque, a pesar de sus pifias y de verse claramente incómodo, el técnico insistió en dejar ahí al andino, acompañando a Frías y a un Barreiro al que le cuesta trabajo jugar con dos al lado.
Lo desesperante es que en buena parte del primer tiempo vimos al mismo León que jugó en Columbus la semana pasada: nula propuesta al frente y poca generación de llegadas. Funes Mori y Alvarado pasan mucho tiempo desapercibidos porque los balones en su zona son escasos. Y si no hay balones, no hay tiros al arco contrario.
Cierto es que el equipo mejora ligeramente con los ingresos de Daniel Arcila e Ismael Díaz en el segundo tiempo, pero esa leve mejoría se da más por la voluntad mostrada por ambos elementos, que por algún ajuste importante ordenado desde el banquillo.
El joven colombiano indudablemente fue lo mejor del partido por el lado leonés. Además de debutar con un gol, Arcila mostró descaro y el recurso del tiro de larga distancia, cambiando por instantes la cara del medio campo verdiblanco. Esperemos que no sea “flor de un día”, como la mayoría de los jóvenes extranjeros venidos en las últimas temporadas.
Pero tal y como hemos visto en los últimos partidos, el León termina siendo víctima de sus propios errores defensivos ante un rival que, sin pasarle por encima, simplemente hizo lo necesario para llevarse un cómodo triunfo. Y más allá de las pifias traducidas en goles en contra, lo preocupante es que esta escuadra no tiene capacidad para reaccionar. Lejos quedaron los tiempos en que La Fiera, impulsada por su afición, venía de atrás para empatar o remontar marcadores adversos.
Y sin un verdadero cambio en el corto plazo, el panorama sigue luciendo sombrío en territorio verdiblanco.
X: @luismideportes
