Mucha gente se pregunta por qué el Reino Unido no tiene una selección nacional de futbol, y en cambio, cada uno de los países que lo integran (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) tiene su propio equipo. La respuesta es sencilla, y además de relacionarse con la identidad regional en la Gran Bretaña, tiene que ver con el origen mismo del futbol. Inglaterra y Escocia son las selecciones más antiguas del mundo, y juntas jugaron el primer partido internacional en la historia, el 30 de noviembre de 1872. La selección de Gales es también una de las más antiguas del planeta, fue formada en 1876, y su primer cotejo fue ante Escocia, el 25 de marzo de ese año. En cuanto a Irlanda, su selección apareció en 1882, representando a toda la isla irlandesa, y participó como tal hasta 1921, cuando surgió el equipo nacional de Irlanda del Norte.
De tal forma, muchos años antes de la creación de la FIFA en 1904, estas cuatro selecciones acordaron jugar un torneo anual – el British Home Championship– a partir de 1883, con el propósito de unificar las reglas del futbol. Dicho torneo, el cuál es considerado el primero de carácter internacional en la historia, se jugó cada año hasta 1984, y en sus inicios dio origen a la International Football Association Board (IFAB), que es el organismo que crea las reglas del futbol.
Así pues, Inglaterra, Escocia y Gales ya eran equipos nacionales bien definidos, con rivalidad entre ellos, y con amplios antecedentes históricos, cuando fueron admitidos en la FIFA, en 1906 -Irlanda ingresó algunos años después-, siendo esa la razón principal de que existan 4 equipos separados, y no un representativo unificado de aquella nación.