1.- Con sus ocho victorias al hilo, este cuadro esmeralda ya es histórico. La Fiera de Nacho Ambriz ha conseguido lo que equipos legendarios como el bicampeón de los años cuarenta, el conjunto de principios de los setenta, el mexicanizado León copero de los sesenta, los verdiblancos de Tita, o la escuadra de Matosas, no pudieron conseguir. Ojo, esta hazaña es significativa y debe ser recordada, pero de poco servirá si no se pelea por el campeonato.
2.- Pasan las jornadas y los verdes siguen mostrando un fútbol de excelencia. Los elementos esmeraldas han asimilado a la perfección el sistema de Ambriz: El León defiende bien, presiona, busca la recuperación del esférico, toca bien, y a la hora de atacar es vertical y contundente. Más no se puede pedir.
3.- Ante Veracruz, un rival que llegó más muerto que vivo al compromiso del domingo, los verdes no enseñaron exceso de confianza, y eso es algo para remarcar. La Fiera resolvió pronto el partido, y aunque por momentos bajó el ritmo y consintió al adversario, pudo haber tenido un marcador más amplio de no ser por el joven arquero Jurado.
4.- No todos los jugadores verdiblancos pueden siempre brindar buenos partidos, pero el aporte de cada uno al desempeño colectivo compensa esas actuaciones discretas en lo individual. Tal fue el caso de Campbell, Mena y Navarro, que sin brindar el mejor de sus partidos, contribuyeron con sacrificio y esfuerzo para obtener la victoria.
5.- Para el anecdotario quedará la “venganza” esmeralda sobre un Veracruz qué mandó al León al descenso hace casi 17 años, hecho que significó el comienzo de un infierno leonés que se extendió durante una década. A veces tarda, pero el fútbol permite este tipo de revanchas.