(4 de agosto) En un día como hoy pero de 1936, el atleta estadounidense Jesse Owens gana la medalla de oro en la prueba de salto largo, durante los Juegos Olímpicos de Berlín. Fue la segunda presea áurea para Owens, de las cuatro ganó en esos Juegos.
Tiempo después, Owens le reconoció al atleta alemán Luz Long -su rival en esa prueba, y quien aparece en la foto- sus consejos técnicos para alcanzar los 8.06 metros en la competencia.
La propaganda anti alemana previa a la Segunda Guerra Mundial convirtió a Owens en un símbolo contra el nazismo; sin embargo, hay algunos detalles que deben ser mencionados.
Siempre se ha dicho que la dirigencia nazi odiaba a Owens, y que algunos oficiales consideraban a los atletas negros como “no humanos”.
Cierto o no lo anterior, la realidad es que una vez en Alemania, a Owens se le permitió hospedarse en el mismo hotel que al resto del equipo estadounidense, situación que en su país no se podía dar: a su regreso de los Juegos, y luego de concluir un desfile en Nueva York, se le impidió entrar al Waldorf Astoria.
Y contrario a la creencia general de que Adolf Hitler abandonó furioso el estadio antes de la premiación para no saludarlo, Owens afirmó: “Antes de la ceremonia de premiación, pasé por su palco rumbo a una entrevista, levantó su mano a la distancia, saludándome, y yo hice lo mismo”.
En una declaración que pocos conocen, Owens alguna vez dijo: “Hitler nunca me despreció, Franklin D. Roosevelt sí lo hizo. El presidente de mi país ni siquiera me envió un telegrama para felicitarme”.