Por Luis Miguel Guerrero
Ante América, el León terminó por firmar una de sus peores temporadas desde su regreso al Máximo Circuito, en 2012.
La paupérrima campaña de La Fiera está a punto de superar el no menos lamentable Clausura 2013, en el que solo sumó 16 puntos (y sí, con Gustavo Matosas en el banquillo), y los 16 puntos del Clausura 2015, cuando Juan Antonio Pizzi era el director técnico.
En la cancha del ahora llamado “Estadio Azulcrema”, los pupilos de Nacho Ambriz trataron de ofrecer una presentación digna, pero solo les alcanzó para desplegar 20 o 25 minutos de futbol aceptable, lapso en el que por momentos generaron llegadas y se plantaron bien atrás, conteniendo los escasos embates capitalinos. De hecho, durante ese periodo de tiempo pudimos finalmente ver algo de la idea de Ambriz: simplicidad en el medio campo y llegadas por los costados -en especial por el derecho-, buscando línea de fondo y tratando de centrar al área; algo imposible de ver en la etapa de Berizzo.
Pero este equipo no da para más. Nacho simplemente no cuenta con los elementos idóneos para desplegar el futbol que él prefiere, y los resultados hablan por sí mismos. Sin embargo, Ambriz ya también tiene un pequeño grado de responsabilidad en los últimos marcadores. Resulta difícil de entender por qué opta por poner en la central a un discreto contención que se vuelve un pésimo zaguero, como Rodrigo Echeverría. Criticable es también su excesivo “respeto” a la jerarquía de James, a quien incluye como titular y deja en la cancha todo el partido, a pesar del bajo nivel que el colombiano ya también enseña.
En descargo de Marcos Ignacio, debe ser difícil ser el técnico de este equipo y voltear a la banca para ver que solo cuentas con elementos como Ayón, Santos y Cisneros, percatándose que no se puede aspirar a mucho con esta plantilla.
En la segunda mitad del encuentro ante las Águilas, volvimos a ver al León de toda la temporada: Descuidos individuales a la hora de defender, e incapacidad de generar ataques sólidos ante la meta rival. Las mismas deficiencias y la inoperancia heredada por el técnico anterior, que tienen a este equipo en el penúltimo lugar de la tabla.
Sería repetitivo tratar de adentrarnos en las causas que tienen sumida a esta institución en una de sus peores crisis, porque todos las conocemos perfectamente. Lo que ahora le corresponde a este plantel es evitar ante Puebla ser la peor versión verdiblanca en torneos cortos desde la instauración de estos en 1996. Con un empate o una derrota ante los poblanos, La Fiera de Berizzo y Ambriz solo superaría al vergonzoso León del Verano 2002, que con solo 10 puntos, terminó por descender. Así de malo ha sido este certamen.
Y no, Zermeño no está al frente del equipo, como en aquella ocasión. Está Grupo Pachuca.
X: @luismideportes
