(28 de mayo) En un día como hoy pero de 1957, los dueños de equipos de la Liga Nacional aprueban el cambio de sede de los clubes Gigantes de Nueva York y Dodgers de Brooklyn, a San Francisco y Los Ángeles, respectivamente.
La decisión fue recibida con beneplácito en la Costa Oeste de Estados Unidos, a la vez que causó desencanto en la urbe neoyorquina.
Los Gigantes vivían muchos altibajos en lo deportivo, y a pesar de haber ganado las Series Mundiales del 51 y 54, no podían atraer a los seguidores de manera constante. Esto obligó a su dueño, Horace Stoneman, a pensar en la nueva sede en California.
Por su parte los Dodgers, que pasaban por un excelente momento deportivo, llenaban los 32,000 asientos del Ebbets Field en cada partido. Sin embargo, el ofrecimiento de la ciudad de Los Ángeles para construir un estadio, convenció a su propietario Walter O’Malley de finalmente mudarse a tierras californianas.