Por Luis Miguel Guerrero

1.- La ridícula exhibición dada por el León en Puebla no es sino el reflejo de la inconsistencia de la escuadra de Larcamón en todo el torneo. La Fiera se ha desfondado en la parte final del campeonato y el panorama para nada luce halagüeño. A pesar de un primer tiempo prometedor en el Cuauhtémoc, en el que la delantera verdiblanca respondió con tres anotaciones, la parte complementaria fue un desastre y en ella afloraron todos los defectos mostrados a lo largo de esta temporada: deficiente marcación, improductividad en el medio campo y pocas oportunidades de gol ante el marco rival. De manera increíble, el cuadro leonés perdió una cómoda ventaja 1-3 en el marcador al medio tiempo, ante un equipo que exhibe casi los mismos defectos, pero que tiene la gran virtud de ser combativo y en base a ello compensa sus carencias. Y de esta forma, haciendo papelones como el de este viernes, el León se resigna a ver como la clasificación directa se la ha ido de las manos, comprometiendo incluso su pase al play-in, y bajando sus bonos de manera drástica de cara al Mundial de Clubes.

2.- Puebla no hizo un partido maravilloso, pero hay que aplaudirle dos cosas: su espíritu combativo y contar con un delantero -Guillermo Martinez- que va por todas y pasa por un gran momento. Luego de un pésimo primer tiempo, el técnico Ricardo Carbajal fue certero en los ajustes realizados para la segunda mitad. Detectando las bajas leonesas por lesión y las malas decisiones del entrenador rival en sus cambios, Carbajal hizo ingresar a Miguel Sansores para reforzar el ataque, y movió al costado derecho al “Fideo” Álvarez. Esos simples ajustes, complementados con los ingresos de Baltazar y Velasco para reforzar el medio campo, bastaron para dañar a un cuadro bajo que es un verdadero desastre. La remontada del Puebla fue heroica, y dejando de lado los errores y facilidades otorgadas por el León, se le debe aplaudir por ello.

3.- El pésimo momento que vive el cuadro esmeralda es culpa de una persona, y ese es Nicolás Larcamón. “El técnico no juega”, dirán algunos, “No le reforzaron el equipo”, afirmarán otros, pero lo cierto es que el entrenador es quien decide el planteamiento, a quien alinear, y que ajustes realizar sobre la marcha. Larcamón se ha empecinado en jugar en varios momentos con línea de cinco atrás, y ha mantenido en el once inicial a hombres como Ángel Mena, a pesar de que su aporte es nulo, o a William Tesillo, quien muestra serias deficiencias en la marcación desde su regreso. En el segundo tiempo ante su ex equipo, el estratega esmeralda decidió poner a Paul Bellón como lateral izquierdo, evidenciando sus deficiencias en esa posición ante las constates llegadas de Alvarez. Tras la salida de Viñas por lesión, Larcamón jugó con el “librito” y envió en su lugar a Rubio, aunque se antojaba más ver en esa posición a Alvarado. Y así, ordenando conservar el marcador y echando atrás a un equipo que defiende mal, el técnico leonés marcó el destino del encuentro ante un rival que nunca bajó los brazos.

4.- La defensiva esmeralda se desmoronó completamente ante el ataque poblano, admitiendo cuatro goles en cuarenta y cinco minutos. Tesillo y Frías mostraron dificultades en la marcación desde el arranque del encuentro, cuando le fue anulado un gol a la causa poblana. Por los costados, Iván Moreno cumplió al sumarse al frente, y el equipo resintió la salida de Osvaldo por lesión. El ingreso de Bellón como lateral en la segunda parte sólo vino a descomponer más a un cuadro bajo que nunca pudo detener a Guillermo Martínez, y que fue incapaz de mantener la ventaja de dos goles conseguidos en la primera parte.

5.- Aunque el León no puede justificar la derrota por la deficiente labor arbitral, es imposible dejar de mencionar la terrible actuación del central Edgar Morales, y su falta de autoridad para tomar ciertas decisiones. El colegiado recurre constantemente al VAR, y dejó de sancionar al menos un par de faltas que influyeron directamente en el marcador. De igual forma, es necesario hacer mención del deficiente desempeño de los encargados del vídeo, y de su incapacidad para sancionar jugadas claramente apreciables en la repetición.

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