Por Luis Miguel Guerrero
1.- La igualada sin goles ante el Chiverío deja una combinación de sensaciones entre los aficionados esmeraldas. Por un lado, el que continúe la calidad invicta del equipo luego de cuatro fechas, habla del espíritu ganador que el nuevo director técnico intenta plasmar en su plantel. El no haber recibido gol, a pesar de los problemas en sector defensivo, también es un punto a favor para destacar. Sin embargo, el terminar el partido con un jugador más, y no haber podido anotarle a un equipo aparentemente mermado, causó molestia en algunos seguidores leoneses. Lo cierto es que, independientemente del resultado, el accionar del conjunto verdiblanco sigue siendo irregular, y muestra que aún tiene muchos detalles por afinar. El equipo de Renato Paiva intenta, poco a poco, reflejar en la cancha la idea que el portugués quiere para él, pero la tardía pretemporada y la falta de trabajo, aunado a la ausencia de varios jugadores, hace que el desarrollo del nuevo estilo sea lento. Afortunadamente para la causa esmeralda, los resultados han sido más o menos satisfactorios, y eso facilita el trabajo realizado durante la semana.
2.- Aunque los números digan lo contrario, Chivas no es un rival fácil, y el miércoles le planteó un partido complicado al León. Basta con recordar el cierre que tuvo El Rebaño en el torneo anterior, para darnos cuenta de la calidad que tiene el conjunto de Ricardo Cadena. La defensiva tapatía logró nulificar al embalado Lucas Di Yorio, quien no tuvo un balón a modo en todo el encuentro. La labor hecha por Olivas, Orozco, y Sepulveda en el sector defensivo fue aceptable en términos generales, mientras que Alan Mozo por el costado derecho mantuvo ocupados a Osvaldo Rodríguez y a Joel Campbell. Al frente, la combinación Calderón-Vega tuvo sus chispazos, y para muestra, el golazo anulado al delantero rojiblanco. Cuando analizamos el desarrollo del encuentro, nos damos cuenta que ambos equipos dominaron un tiempo cada uno, y que el empate no es, a final de cuentas, un mal resultado para los Verdes.
3.- Grata sensación dejó la improvisada dupla de centrales, Bellón y Ambriz. Ante las vicisitudes vividas por el León en el sector defensivo en este arranque de torneo, los jóvenes se “fajaron” y cumplieron con la encomienda de defender el área leonesa. Ambriz demostró que pude ser confiable al ser colocado en el cuadro bajo, mientras que Bellón justifica partido a partido el por qué le llenó el ojo a Paiva. En las laterales, Osvaldo Martínez tuvo complicaciones en su reaparición, y le tocó batallar con Alan Mozo y los embates tapatíos por el costado izquierdo leonés. Por su parte, Byron Castillo estuvo más ocupado en labores defensivas en este encuentro, y sostuvo un interesante duelo con Roberto Alvarado. En general, el cuadro bajo leonés cumplió, y respaldado por el penal detenido por Cota -y la anulación del gol de Vega- pudo terminar el juego sin gol en contra.
4.- La media cancha leonesa tuvo una noche difícil en el Akron. Luis Montes, otra vez incluido en el once inicial, intentó tomar el control del sector repartiendo juego al frente, aunque no tuvo el completo respaldo de Iván Rodríguez, quien sigue en bajo nivel y no cumple cabalmente con sus labores como escudo. Fernando González y Fernando Beltrán se enfrascaron en un duelo interesante con los medios leoneses en la mitad del campo, haciendo el juego muy ríspido y de pocas llegadas. Por tal razón, y al estar en labores de sacrificio, ni Mena ni Campbell pudieron aportar en el ataque. El León lució más asentado en la segunda mitad, y tomó control de ese sector. Los ingresos de Alvarado y Moreno refrescaron el ataque verdiblanco, pero no fueron suficientes para generar oportunidades claras de gol sobre la meta de Jiménez.
5.- El arbitraje de Jorge Antonio Pérez fue poco menos que desastroso. Desde el inicio del juego, el central abarató las tarjetas amarillas, mostrándolas a “diestra y siniestra”. El total de seis amonestados y un expulsado habla de la labor quisquillosa del colegiado para un partido que no fue tan violento. Pérez Durán anuló un golazo de Alexis Vega con una justificación poco clara, y para compensar su posible error, le regaló un penal al Chiverío, en una falta inexistente de Castillo sobre Calderón en el área. Cuando se tienen arbitrajes tan malos como este, es más meritorio para equipos como el León el no regresar a casa con una derrota.
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