Por Luis Miguel Guerrero
En el llamado “Rey de los Deportes”, el balk es una de las reglas más complejas y menos conocidas. Durante un partido, un lanzador puede cometer ciertos movimientos o acciones ilegales que constituyen un balk. La mayoría de estas violaciones se refieren al pitcher fingiendo lanzar, cuando en realidad no tiene intención de hacerlo. Entre algunas otras causas, un umpire puede marcar balk cuando el pitcher:
– cambia su posición de “windup” a “set” (o viceversa) sin dejar de tocar la placa (o “goma”) de lanzamiento.
– pisando la placa, hace un movimiento asociado al lanzamiento y no lo ejecuta.
– realiza cualquier movimiento naturalmente asociado a su lanzamiento sin estar en contacto con la placa.
– en la posición de “set”, no detiene completamente sus manos antes de iniciar el lanzamiento.
– lanza desde la loma a la base sin dar un paso en dirección a esa base.
– finta un lanzamiento a una base desocupada, sin completarlo.
– realiza un “retorno rápido” a la placa, con la intención de tomar al bateador por sorpresa.
– retrasa innecesariamente el juego.
– lanza sin estar de frente al bateador.
– intenta lanzar a un jardinero en una dirección que no corresponda a una base.
Cuando se marca un balk, el lanzamiento generalmente (no siempre) se invalida, se le otorga una base a los corredores, y el bateador (generalmente) permanece en su turno con su conteo previo. Esta regla fue introducida en Grandes Ligas en 1898. Steve Carlton es el lanzador de Grandes Ligas con el récord de más balks de por vida (90).