Por Luis Miguel Guerrero
Héroes detrás del plato, los catchers son los peloteros más castigados físicamente dentro del diamante. Durante nueve entradas -o más-, los receptores tienen que soportar estoicamente lanzamientos al cuerpo, poner el pecho -literalmente- para detener “wild pitches”, y soportar colisiones con los corredores que llegan a home.
Dada la peligrosidad del puesto, la careta es un instrumento de protección que ha acompañado a los receptores casi desde la creación del Béisbol.
Las caretas se volvieron prioridad a mediados del siglo XIX. La primeras protecciones de este tipo fueron creadas por Fred Thayer, un elemento de la Ivy League en 1876.
Thayer usó una máscara de esgrima y la modificó para convertirla en una careta de receptor. La careta constaba de un espacio para la frente y la barbilla y una jaula de alambre, con correas para asegurarla a la cabeza del receptor.
Esta careta fue la primera en el Catálogo Spalding en 1878. Posteriormente, vinieron algunas adaptaciones, pues las primeras barras protectoras dificultaban la visibilidad.
La primera modificación importante se dio en 1888, cuando el inventor George Barnard patentó su careta “open catchers bag softballview”.
Las principales diferencias fueron la ampliación de la protección a manera de jaula y la eliminación de la barra vertical para una mejor visibilidad . También se agregó otra barra para brindar protección al cuello.
En 1921, el ampayer James Johnstone creó la “careta de plataforma”, que era una pieza fundida de una sola pieza con barras transversales horizontales en lugar de malla soldada. Esta careta resultó ser más absorbente de impactos. El diseño tenía un borde ovalado acolchado con dos barras transversales. El alambre de acero al carbono prevalece hasta nuestros días, ya que al ser flexible pero fuerte, permite reducir el impacto, al tiempo que conserva la integridad estructural.
Con pequeñas modificaciones en el diseño, algunas realizadas por catchers profesionales, esta careta fue la más usada en el siglo XX. Por ejemplo, y luego de sufrir en 1976 un golpe en la garganta con el fragmento de un bat roto, el receptor de los Dodgers de Los Ángeles, Steve Yeager, trabajó con Bill Buhler en la creación de una careta con protección en la garganta, diseño que se convirtió en el favorito de todos los receptores.
Desde finales del siglo XX, hemos visto la evolución de las caretas. Aunque no es usado por todos los receptores de la actualidad, la careta más reciente parece una especie de máscara de portero de hockey, y Charlie O’Brien fue el primero en usarla. Luego de haber recibido dos pelotazos de foul en un partido, el entonces receptor de los Azulejos de Toronto trabajó con la empresa Van Velden Mark para diseñar una nueva protección, la cual fue aprobada por Grandes Ligas en 1996.
La careta de O’Brien, llamada “All Star MVP”, está hecha de policarbonato de alta tecnología y protege la parte superior, los lados y la parte posterior de la cabeza. La abertura en forma de jaula en el frente es más grande que la de una careta normal y aumenta la visión periférica del receptor, además, desvía la pelota en lugar de recibir el golpe de lleno, como en los diseños anteriores.