REGRESOS EN MEDIO DE LA PANDEMIA – Desde la semana pasada, la Ultimate Fighting Championship (UFC) y la World Wrestling Entertainment (WWE), dos reconocidas empresas relacionadas con el deporte profesional, decidieron afrontar la situación derivada de la pandemia mundial por COVID-19, y volvieron a la actividad con sus respectivos espectáculos.
De tal forma, un sector del público -aquel que tiene la posibilidad de acceder a estás transmisiones restringidas, y que está ávido de ver algo más que repeticiones de eventos pasados o patéticas “ligas virtuales”- pudo presenciar las transmisiones de UFC 249 y “Money in the Bank”.
Los dos eventos parecen haber marcado el inicio de la nueva realidad para los deportes profesionales, por lo menos por un buen tiempo: instalaciones sin público, apenas el personal necesario presente, extremas medidas sanitarias, y la constante zozobra por el riesgo de que existan contagios.
Sin aficionados llenando las arenas, las empresas y ligas deportivas tendrán que afrontar otro grave virus: el financiero. Y es que irremediablemente, estos entes verán disminuidos sus ingresos por concepto de entradas, derechos de televisión y publicidad.
Como ejemplo de lo anterior, tenemos los números de la National Basketball Asociation (NBA), una de las ligas deportivas más importantes del planeta, en donde los ingresos por derechos de televisión nacional generarían pérdidas aproximadas a los 900 millones de dólares, solo por la etapa de encuentros de playoffs.
Todo esto, tarde o temprano se verá reflejado en recortes salariales, limitaciones en los planes de expansión de esas compañías, e incluso -en casos extremos- podríamos llegar a hablar de bancarrota en algunos equipos y circuitos.
Así pues, la pandemia parece haber creado un nuevo mundo deportivo: el de los cubrebocas, la sana distancia, y la precariedad económica en sus ligas profesionales.