La derrota del León ante el Atlas en cinco puntos

Por Luis Miguel Guerrero

1.- No llegó la novena estrella para el León. Y no llegó porque se combinaron varios factores que impidieron que los Verdes pudieran alzar la copa en el Jalisco. Presión mediática, malos arbitrajes, errores propios, pero sobre todo, un buen rival, se mezclaron para evitar que los verdiblancos volvieran a campeonar. Rojinegros y Esmeraldas se trabaron en un duelo cerrado en la vuelta de la final, la cual -dicho sea de paso- resultó bastante emocionante. Con la opinión pública en contra -por aquello de la simpatía que siempre genera el equipo con pocos blasones en estas instancias- y con todo el estadio Jalisco apoyando a su escuadra, al León por poco le salen las cosas. La tranquilidad mostrada por los Verdes en casi toda la primera mitad, hacía pensar que el título estaba cerca. Pero como dice la canción: “todo se derrumbó”. El pecado de Ariel Holan fue renunciar al ataque muy temprano en la segunda mitad, y el Atlas, a base más de corazón que buen fútbol, empató el global. Tratando de hacer reaccionar a su equipo, el técnico argentino realizó ajustes -como los ingresos de Montes, Gigliotti y Elias-, pero estos fueron insuficientes. El resto es historia. Los penales -aunque haya quien afirme lo contrario- son prácticamente lo mismo que el volado que define la portería en la cual se tiran. Ahí, Atlas fue mejor, quedándose justamente con el título

2.- Controlando el esférico, manejando los tiempos e intentando desesperar al rival, el primer tiempo brindado por los Verdes fue muy bueno. La Fiera tomó control del medio campo, y jugó con el nerviosismo atlista buena parte de los primeros 45 minutos. Colombatto y Rodríguez tuvieron un gran desempeño en ese lapso, respaldados por las incursiones de Mena y Meneses por lo costados; y por la movilidad de Victor Dávila. El buen juego de los leoneses por momentos silenció a la entusiasta tribuna rojinegra. Desgraciadamente para la causa guanajuatense, Atlas tomó un segundo aire en la recta final de la primera mitad, mientras que a los Verdes pareció acabárseles el gas. Y tanto la parte complementaria como los tiempos extra, fueron otra historia diferente.

3.- Como ya se mencionó, Holan cometió errores costosos desde la banca. Lejos de su estilo de todo el torneo, la postura del León en el Jalisco fue más bien conservadora. Y cuando un equipo cambia su forma de jugar en los momentos importantes, los resultados rara vez se dan. El argentino echó muy pronto atrás a su escuadra en la segunda mitad, dándole la iniciativa a los locales. El técnico leonés y su zaga batallaron para evitar las constantes llegadas de Julián Quiñones, y solo la lesión de este evitó que siguiera haciendo daño. De igual manera, pareciera que Holan hizo entrar a Osvaldo Rodríguez muy tarde en el partido. Y aunque el timonel fue acertado al hacer ingresar a Montes y a Gligliotti, pareció volverse a equivocar al ordenar la entrada de Navarro y Ormeño, quienes muy poco aportaron; el primero corriendo mucho pero con poco peso, y el segundo, simplemente gravitando y siendo ignorado para la serie de penales.

4.- Dos de los símbolos de este equipo, Fernando Navarro y Luis Montes, fallaron de manera increíble desde los once pasos. En especial, resulta doloroso el fallo del “Chapo”, porque abrió la puerta para que el Atlas definiera el partido a su favor. Cobra particular relevancia la expulsión de Gigliotti, quien pudo haber sido útil como disparador, en lugar del propio Navarro. Por otro lado, Rodolfo Cota, quien fue uno de los mejores hombres del León en los dos partidos finales, sorprendió con su seguridad en los tiros penales, quedándose muy cerca de atajar por lo menos uno.

5.- Nuevamente, y sin demeritar el triunfo atlista, es inevitable el no hablar del arbitraje. Marco Antonio Ortiz mostró una clara tendencia localista, castigando de forma más estricta las faltas leonesas. El gol rojinegro quedará en la polémica al ser validado en una aparente posición adelantada de Rocha. Pero la ineptitud arbitral no quedó ahí: Ortiz no quiso ver un tropezón sobre Mena en el área, y fue estricto en la expulsión de Gigliotti. El arbitraje mexicano pasa por una terrible crisis, acentuada por la poca efectividad del VAR. Y desafortunadamente, el principal beneficiado por estas pifias durante la liguilla fue el Atlas.

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