La marca de más carreras anotadas en un juego de Grandes Ligas ocurrió en la temporada de 1922, cuando los Cachorros de Chicago vencieron 26-23 a los Phillies de Filadelfia, para un total de 49 carreras combinadas.
Curiosamente, el segundo partido con más carreras combinadas se jugó entre estos dos equipos en el mismo parque (Wrigley Field), pero 57 años después, en 1979. En esa ocasión, los Phillies derrotaron a los Cachorros 23-22, sumando ambas escuadras 45 carreras.
El trofeo otorgado al campeón de la NBA recibe el nombre de “Larry O’Brien”, en honor al ex comisionado de la liga, quien desempeñó esa función entre 1975 y 1984.
La labor de O’Brien, un antiguo servidor público, es recordada por haber promovido la fusión con la ABA (American basketball Association), y por haber conseguido grandes contratos televisivos para la liga.
El trofeo fue diseñado por la empresa Tiffany & Co., mide 61 centímetros y pesa 7 kilogramos. Es de color dorado, y hace alusión a un balón de basquetbol (de tamaño real) sobre el aro y la red.
Se calcula que tiene un valor aproximado de 13,500 dólares.
Creado en 1977 para sustituir al anterior trofeo, originalmente tuvo el nombre de “Walter A. Brown” en honor al anterior comisionado. Su nombre cambió en 1984, tras el retiro de O’Brien.
El ganador anual del campeonato conserva el trofeo, por lo que cada temporada se entrega uno nuevo. El primer equipo en ganarlo -con este nombre- fueron los Celtics de Boston, quienes vencieron a los Lakers de Los Ángeles en las finales de 1984.
Los Lakers son el equipo que más veces han ganado este trofeo (bajo cualquiera de sus dos nombres) desde 1977, con un total de 11.
En los inicios del béisbol, los peloteros no portaban guantes. Su uso se consideraba “poco masculino” y era mal visto. Así pues, los jugadores atrapaban la pelota utilizando ambas manos y sin protección alguna.
El primer jugador en usar guantes en un partido fue Charlie Waitt, jardinero de los Cardenales de St. Louis, quien en 1875 utilizó un par de guantes de cuero color canela, sin dedos. A pesar de que a Waitt se le acredita como el primer pelotero en usar guantes, a este no le gustaba ser visto usándolos por temor a las críticas de sus compañeros y rivales.
Hacia finales del siglo XIX, y a medida en que las lesiones en las manos durante los partidos se volvieron un tema común, más y más jugadores comenzaron a usar guantes.
Los primeros guantes de béisbol eran similares a los de Waitt: no tenían una red ni la punta de los dedos. En su mayoría, solo se usaban para prevenir lesiones y para acolchar la palma de la mano.
Aunque a principios del siglo XX se añadió una especie de “red” entre el pulgar y el dedo índice a algunos guantes, esta apareció en forma definitiva en 1920. El lanzador Bill Doak tuvo la idea de una red (conocida también como “canastilla”) más profunda y grande, pensando en que esta haría más fácil atrapar una pelota. De tal forma, el guante ya no solo sería un aditamento de protección, sino una herramienta para mejorar el desempeño de los jugadores. Doak vendió su idea a la empresa deportiva Rawlings, uno de los grandes fabricantes de equipamiento de béisbol hasta la fecha.
Esto también inició una competencia entre empresas: en 1922, la compañía Wilson lanzó su primer guante de receptor. Se le bautizó como “guante de receptor de Ray Schalk” y establecerió el estándar de diseño, siendo cómodo y acolchado.
La evolución final se dio en 1957, cuando Thomas E. Wilson diseñó el guante llamado A2000. El A2000 tenía un canastilla más profunda que sus antecesores, facilitando el atrapar las pelotas elevadas, al tiempo que al apretarlo se cerraba de una manera más eficiente.
Desde entonces, y hasta la fecha, los guantes de béisbol han continuado evolucionando en su diseño, aumentando su tamaño, disminuyendo su peso, y de la mano de la tecnología se han especializado para cada posición dentro del campo.